jueves, 11 de febrero de 2010

En Guatemala, nadie está por encima de la Justicia...sólo el que paga.

En Guatemala, nadie está por encima de la Justicia...sólo el que paga.

Cuando veo salir por la televisión o leer en los diarios las declaraciones de muchos personajes de la farándula política en nuestro país que repiten como loros lo que dijo el Jefe de la CICIG, Carlos Castresana, con respectoa la detención del ex -presidente Alfonso Portillo: “No hay nadie superior a la ley”, no me queda más que sonreír con cierta mezcla de socarronería y lástima. Lo de Portillo no es más que una conspiración política. La oligarquía de este país, tan rancia, atrasada y rencorosa jamás le perdonó el enfrentamiento que aquel les hizo desde el gobierno. Había que darle una lección tarde o temprano.Pero eso hay que verlo dentro del marco del apriete de tuercas que el Imperio ha venido ejerciendo en parte de su patio trasero que creía que se le escapaba también de su influjo.
Honduras era la chica rebelde que se había salido de su “protección” y había entablado relaciones más íntimas con la peligrosa ALBA, liderada por la Venezuela del “loco Chávez”. Eso con la figura de un finquero,terrateniente, Manuel Zelaya, que dentro del marco liberal quería propiciar ciertas reformas en su país, jamás una revolución. Así que, tras auspiciar el golpe de Estado que la volviera a su docilidad anterior (bananarepublic), hoy regresa a su “normalidad” con la imposición de Porfirio Lobo, hijo legitimo del golpe de Estado. Acción con la que inauguró el aseguramiento de su zona de dominio y autoridad.
México bajo el control de su corrupta casta de hampones con Calderon a la cabeza y su guerra interna disfrazada de guerra contra el narcotráfico, está asegurado. El Salvador, sin la fuerza suficiente para hacerle frente al Imperio so pena de sufrir un golpe similar al de su vecina Honduras, ahora con el nefasto precedente de impunidad que el nuevo presidente apuntaló con la amnistía a todos los involucrados en él, no quiere saber nada de relaciones internacionales más allá de las que tenga con los gringos y sus pares centroamericanos que no presentan peligro alguno, mucho menos, rebeldía.
Costa Rica, cuyo servil gobernante fue el comodín en el rompimiento constitucional en Honduras, sigue ostentando el mote de la “Suiza de América” de la que dudamos sea por su democracia, sino por ser paraísofiscal para el juego de los grandes capitales. Panamá, con Martinelli a la cabeza es uno más de los secuaces del Imperio. Nicaragua por tanto ha quedado rodeada y solo la entereza de su pueblo supondrá un baluarte paraevitar que el Imperio complete las fichas de su dominó.El gobierno de Guatemala, con las condiciones adversas que le provocó la novela Rosenberg, ha vuelto al redil. Nada de Petrocaribe, mucho menos de Alba. Al contrario, reconocimiento inmediato al hijo del golpe hondureño,Porfirio Lobo, a instancias de la cúpula del CACIF. Un recule en planteamiento original de la Reforma Fiscal y una salida salomónica al caso Rosenberg, el cual se cerró de una forma por demás mágica. Los otrora mediosque encabezaron la turba linchadora pidiendo la cabeza de Álvaro Colom, Sandra Torres y otros altos funcionarios, ahora felicitan unánimemente a Carlitos Castresana por su “estupenda y brillante” investigación que dio como resultado que fue el “pobre diablo” Rosenberg el único culpable de su propia muerte por ser él mismo el que pagó a sicarios para que lo asesinaran.. Esos mismos, que en sus editoriales y a través de sus columnistas, pedían desaforados que se investigara de inmediato y prioritariamente el caso, hoy que la CICIG terminó la pesquisa con su versión telenovelesca de ese asesinato, ni siquiera dieron un compás de espera, sino desbocados por el malinchismo, la orden, o la ¿paga?, o las tres cosas a la vez, pasaron por alto lo que el mismo procónsul español dijo: es un sapo que es difícil de tragar pero que hay que tragar. O sea, es una barrabasada pero es la barrabasada que queremos que crean. Y, así es como se le pone fin a la telenovela Rosenberg. ¿Para que seguir investigando si ya ésta se selló a nivel mediático? Pero ese desenlace tuvo precios colaterales: exculpar a todos los implicados de la burguesía, incluso los que ayudaron a llevar el “suicidio” a buen puerto, Mario David García y Luis Mendizábal, los cuales, paradójicamente no están sentados a la par de los “once” sicarios que por no ser parte de esa clase sino pobres, los refundirán en la cárcel. Bien dicen los muchachos que en Guatemala “nadie está por encima de la justicia”.Solo los que pueden pagar.
Por otro lado, la implicación de los hermanos Valdés Paiz, prófugos de la justicia, quienes, a pesar de estar acusados de haber sido los autores intelectuales del crimen de su “querido primo” no les han buscado con lamisma diligencia como se buscó a Portillo. Probablemente estén lejos disfrutando de la seguridad de otro país o muertos. Empero eso, quiero seguir creyendo en lo que dicen los “expertos” con Castresana a la cabezaquienes lanzan al viento la consigna: “Nadie está por encima de la justicia”. Y, otra, la última de esas condiciones, la entrega de Portillo para cuyo éxito, los rencorosos empresarios tuvieron que ir a pedir cacao aEstados Unidos para que este país les ayudara a elevar el nivel de la acusación pues acá su justicia era incapaz de ganar, para quienes, el premio mayor sería la extradición. Con eso conseguirían dos cosas: la una, vengarsede las afrentas que el gobierno de Portillo les infringió durante su mandato al privarlos de muchos jugosos negocios y la otra, más peligrosa aún para ellos, sus partiditos y por supuesto, sus amos, sacarlo del ring electoral de una vez por todas.
Esto, debido a que aquel ya estaba haciendo campaña política en el interior del país donde tiene una gran simpatía. Esto no lo digo yo sino las encuestas telefónicas que se han hecho en emisoras prestigiosas del país. La gente lo recuerda porque durante su período, según los cientos de entrevistados, la canasta básica no sufrió de alzas inmoderadas que concluido éste, experimentaron de nuevo; la seguridad era mayor y el beneficio a muchas comunidades pobres se hizo sentir. No obstante, todo eso fue borrado de tajo por el gobierno siguiente, el de Berger, con su medida inmediata y premonitoria de lo que le esperaba a la gran mayoría: el alza del azúcar para tratar de recuperar el nivel de ganancia que habían perdido él, familiares y amigos durante los cuatro años de gobierno portillista. Eso es real, lo pueden consultar los que se dignen de avezados en cualquier informe estadístico oficial de esos años.
Por esa posibilidad, remota quizá, de que otro “populista” se erigiera con el triunfo en un país que es clave para los gringos, estos accedieron a “ayudar” a sus mayordomos. Y de nuevo los medios, con sus editoriales ycolumnistas, agitan la posibilidad de la extradición como una condición que tiene que darse aún sobre las leyes y la soberanía del país. Para ellos, eso no existe, sino solo la orden-petición de una corte lejana pero que está enEstados Unidos. Eso es suficiente. Muchos dirán que estoy a favor del ex -presidente. Pero no. Yo estoy a favor del principio de que la justicia debe estar sobre cualquiera. Cuando esto sea cierto tendrán que dilucidarse en los tribunales los crímenes de guerray de lesa humanidad por los cuales están libres y tranquilos muchos militares en activo y en retiro así como muchos civiles, entre los que se cuenta Donaldo Álvarez Ruiz por quien el gobierno de Guatemala ni siquieraha movido un dedo para pedir su extradición de Estado Unidos. ¿Será que los gringos actuarían con la misma premura con la que actuaron las autoridades guatemaltecas ante la petición de una corte de Miami, al solicitarles nos envíen para juzgar a ese siniestro personaje? Yo lo dudo.Ea, pues. La recomposición de fuerzas en el continente no es más que una arremetida del Imperio y la derecha continental ante el peligro del avance de la izquierda. Para ponerle la tapa al pomo, el terremoto en Haití, ya seacontrolado por los gringos o por la naturaleza, les ha abierto una buena posibilidad a estos para posicionarse militarmente en un país que es vecino de su archienemiga Cuba. Además les da la oportunidad de realizar un pingüe negocio: el de la reconstrucción de esa nación, así como de llevarle la “civilización” que tan acremente los negros se niegan a aceptar so pena de perder sus raíces culturales. Por supuesto, que esas son sus mezquinas e individualistas intenciones muy ajenas de la solidaria y desinteresada ayuda que los pueblos y gobiernos del mundo dan a ese pueblo sufrido. Sin embargo, por esas mezquindades imperiales, el peligro de la guerra está presente.
Nuestros chambres locales son solo un reflejo de esas contradicciones a nivel continental y mundial, porque cuando los elefantes pelean, las hormigas mueren aplastadas. No obstante las hormigas, precisamente porquesomos las perdedoras en todo esto, necesitamos estar alertas y activas para impedir a toda costa la violencia y la conflagración hemisférica. Queremos la paz. A pesar de todo, quiero seguir creyendo que algún día nadie estará por sobre la justicia, especialmente los genocidas del Norte a quienes se les debe entablar juicios por crímenes de guerra y lesa humanidad. Muchos de ellos debieran de ser extraditados para ser juzgados en nuestros países donde inflingieron muerte, dolor y lágrimas a muchas familias. El caso más patético y emblemático es el del terrorista cubano-venezolano Luis Posada Carriles a quien el gobierno de Estados Unidos, a través de múltiples acciones ilegales y leguleyas, protege, ante el pedido de extradición que hizo el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. “Nadie está por encima de la justicia”, es una bella frase que acá y acullá es aún una utopía y no debiera ser utilizada demagógicamente por alguien que no ha dilucidado nada aún en Guatemala.
Evelinda Reyes y sus familiares siguen esperando justicia, los miles de masacrados en la guerra genocida que el Ejército llevó contra las comunidades indefensas también. Los miles que han caído abatidos diariamentepor largo tiempo siguen esperando que esa frase se haga patente en el esclarecimiento de sus crímenes y no ser una estadística más. Por eso, es una ofensa que esa frase sea utilizada triunfalistamente por alguien quehasta la fecha no ha resuelto satisfactoriamente ningún crimen de alto impacto, como lo hacen creer los medios a los lectores, incluyendo a funcionarios y trabajadores de ONG’s que creen ciegamente en el papel de laCICIG y que tienen una foto de Castresana en su escritorio. Yo todavía, aunque muchos me consideren perdido en mis análisis, todavía conservo mi derecho para ser suspicaz. He visto tantas veces a muertos acarrear basura.
Lic. Carlos Maldonado

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